Son la sublimación de nuestras fantasías sexuales, llevadas a la pantalla por parte de dos profesionales que se toman muy en su trabajo. Las escenas pornográficas pueden parecer muy ardientes, excitantes y morbosas, pero tienen más de coreografía meditada que de polvo espontáneo. Porque por más que sea real el sexo que vemos ahí, la situación es pura ficción. Incluso en esa nueva tendencia del sexo amateur en el que se graba a una pareja real teniendo una relación completa ante la cámara, el simple hecho de estar siendo grabados ya impone una narrativa especial. El cine pornográfico no deja de ser cine y por tanto, es ficción, algo que siempre deberíamos tener en cuenta y que en muchas ocasiones olvidamos. ¿Sienten tristeza los actores cuando su personaje debe pasar por un trance en una película? ¿Se desgarran cuando les ocurre alguna tragedia? Hay parte de eso, pero sobre todo, hay mucho de actuación.
Y es así como el cine pornográfico tiene también esa faceta de ser una fantasía hecha realidad para los ojos de los consumidores. Se busca el espectáculo, el show, la intensidad, el morbo, aunque haya que alejarse, al menos en parte, de lo que puede ser un encuentro sexual habitual. El placer debe representarse ante la cámara de la forma más intensa posible, y eso a veces no es tan fácil de conseguir. Hay muy buenos profesionales en esto del porno, y todos saben cómo manejarse en esas situaciones donde la química en pantalla tal vez no sea tan grande. Estamos hablando de un oficio en el que tienes que entregarte por completo a tu compañero de escena, dejándote llevar al cien por cien, pero a la vez, controlando todo lo que sientes. Hay momentos en los que el placer se impone y todo fluye de la forma más natural posible, y otros en los que la conexión no se da por más que lo intentemos. En estas ocasiones, las actrices sobre todo deben tirar de su experiencia interpretativa, y llegan incluso a fingir ese placer, o el propio orgasmo, para que la escena quede redonda.
Un trabajo realmente duro

Está claro que esta aseveración no pillará de sorpresa a nadie. En el porno también se finge, como en la propia vida real, no nos confundamos. Para el hombre, llegar al orgasmo es algo bastante obvio, por la propia eyaculación, y en el porno esto es una de las condiciones imprescindibles de la escena. De hecho, y aunque devenga de una visión machista y reducida del sexo ante la cámara, la escena suele terminar cuando el chico eyacula, normalmente sobre la mujer o dentro de ella. Sin embargo, para las actrices es diferente. Algunas tienen ese orgasmo antes, después o a la vez que su compañero, y también eyaculan haciendo squirt. Pero esto no se da tan habitualmente, y de hecho, no marca el punto final de la escena, ni siquiera el punto álgido. Si la chica tiene un orgasmo real durante el rodaje, mejor que mejor, pero si no es así, siempre puede fingirlo.
Las actrices deben ser muy profesionales
Esto hace que el trabajo de actriz porno no sea tan ideal como muchas veces podemos imaginar desde fuera. Son chicas que se ganan la vida disfrutando y entregándose al vicio, consiguiendo mucho dinero gracias al placer. Al menos es así sobre el papel, claro está, porque en la realidad, como en cualquier otro trabajo, hay días buenos y días no tan buenos. Las actrices porno pueden escoger, a veces, quien será su compañero en escena, pero en la mayoría de ocasiones eso es algo que se impone desde la productora. ¿Qué ocurre si el chico escogido no es tan del gusto de la actriz? ¿Qué pasa si no hay feeling entre ellos, teniendo que dejarse llevar por la pasión frente a las cámaras? La situación es más habitual de lo que parece, y en este caso, hay que tirar de profesionalidad.
Nos centramos en las actrices pero para los chicos es igualmente complicado desarrollar una escena de este tipo sin que haya una conexión real. De hecho, ellas pueden llegar a fingir, pero ellos lo tienen mucho más difícil. La excitación en el hombre es más ostensible y evidente, igual que su propio orgasmo. Ellos suelen concentrarse en detalles concretos de la chica, si la escena no va tan bien, o tiran de trucos para excitarse. Con ellas ocurre lo mismo, pero además tienen la ventaja de ir marcando los tiempos a través de gemidos que, en muchas ocasiones, suenan del todo artificiales. El problema es que nos hemos acostumbrado a esa intensidad, a esos gemidos, a esas caras de auténtico placer salvaje, y no en todas las escenas se llega a ese punto.
Placer real… o no tanto
¿Significa esto que las actrices porno están siempre fingiendo en sus escenas? Ni mucho menos. Solo que tienen esa opción, y la pueden utilizar, en mayor o menor medida, en algún momento concreto donde la relación no sea tan intensa y no fluya con su compañero. Las propias actrices afirman que en muchas ocasiones el placer es absolutamente real, tanto que llegan a tener no uno, sino varios orgasmos ante la cámara. Al fin y al cabo se trata de una práctica placentera que además llevan a cabo con actores normalmente guapos y bien dotados. Esto hace que sea más fácil conseguir ese placer con ellos, aunque hay días y días y no siempre se llega a tener esa conexión. De hecho, muchas consideran que se nota bastante cuando están fingiendo y cuando no.

El placer, sin embargo, debe verse reflejado en la pantalla, y ellas son actrices por algo, así que en la mayoría de las escenas terminarán actuando, con más o con menos énfasis. Hay actrices que aseguran que ellas nunca fingen y todo lo que se ve es real, buscando luchar por la naturalidad y la espontaneidad en el porno. Nosotros, sin embargo, hacemos más caso a aquellas profesionales que llevan años en lo más alto de la industria, y que no han tenido nunca reparos en reconocer que han fingido de vez en cuando. Que en cualquier trabajo hay momentos buenos y no tan buenos, y hay días en los que por más que una quiera, ese deseo no llega a ser tan intenso. Las condiciones del rodaje, la manera de trabajar del equipo o de su propio compañero de escena… Son muchos detalles que pueden alejar a la chica del placer real. Y entonces, el fingido se hace imprescindible.
Las propias pornstar lo aclaran
Esta duda siempre ha sobrevolado el mundo del sexo profesional, porque al fin y al cabo es algo que nos llama mucho la atención. Creemos que lo que vemos en pantalla es siempre real cuando no tiene por qué ser así, y las propias profesionales lo reconocen. Son chicas que disfrutan mucho del sexo, como es obvio, pero han hecho de esto su trabajo, y lo practican todos los días. ¿Es creíble pensar que una mujer que ha tenido 200 relaciones sexuales ante la cámara va a disfrutar de la misma manera y con la misma intensidad de todas ellas? Evidentemente no, puesto que habrá mejores y peores momentos. Actrices como Tasha Reagan o Nikki Benz han reconocido incluso haber pasado situaciones incómodas en el set de rodaje, por culpa de compañeros que no eran demasiado profesionales. Ellas tenían que poner de su parte para que la escena saliera adelante, pero intentaban no volver a coincidir con esos actores.