Hoy por hoy basta con caminar por la calle en una ciudad cualquiera para encontrar a parejas de todo tipo. Jóvenes de la misma edad que están empezando a experimentar lo que significa vivir con alguien. Parejas más maduras que han pasado toda su vida juntos y ahora están acompañándose en la vejez. Del mismo género y sexo, o incluso parejas abiertas donde hay más de dos personas involucradas. Estamos abriendo la mente a todas las opciones posibles porque al final, como se suele decir, el amor no entiende de edades ni de límites. Sin embargo, todavía seguimos poniendo mala cara cuando vemos a una mujer mayor con un chico joven a su lado, o viceversa. El hecho de que un hombre más maduro vaya del brazo de una chica mucho más joven, aunque puede llegar a ser criticado, parece más “entendible”. Y es que desde siempre las chicas más jóvenes han sido el objetivo de hombres más mayores, que se han casado con ellas para tener a una mujer lozana a su lado.
Hoy por hoy esto se sigue dando de una manera bastante habitual, aunque hay una nueva moda que está viciando este tipo de relaciones. Se trata del sugar dating, o lo que es lo mismo, buscar a hombres maduros y solventes para salir con ellos a cambio de ciertas recompensas. No es una relación formal en la que una chica se enamora de un hombre más mayor, por el motivo que sea. Son, por lo habitual, chicas muy jóvenes que buscan mejorar su estatus o nivel de vida, y ofrece compañía a hombres maduros, a cambio de esas posibilidades. Viajes, carros, cenas en restaurantes de lujo, ropa, joyas… El Sugar Daddy debe mantener contenta a su chica, porque sabe que está con él por ese tipo de detalles. Él desea tener a una muchacha joven y ardiente a su lado, pero es consciente de que estas mujeres suelen fijarse en chicos de su edad. ¿Cómo puede superarles y ponerse por delante de ellos en la competencia? Con su experiencia, su estatus y sobre todo, con su dinero. Por eso cada vez hay más chicas jóvenes que están buscando a su propio Sugar Daddy.
Chicas que salen con hombres maduros
El sugar dating es un fenómeno relativamente moderno, aunque es cierto que siempre ha habido mujeres interesadas en hombres más maduros. Ya sea por la estabilidad emocional y económica que ofrecen, ya sea porque realmente los consideran más atractivos, las mujeres se han fijado en hombres mayores desde siempre. Sin embargo, esta nueva era de Internet ha traído una forma mucho más liberal de ver las relaciones, y también más facilidades para encontrar exactamente lo que queremos. Vivimos en el mercado capitalista, lo que significa que siempre va a haber una opción de oferta y de demanda. Alguien que ofrece algo y alguien que lo desea, y que está dispuesto a compensar a esa otra persona para conseguirlo. Usualmente son servicios y bienes, productos, pero no podemos ser tan ingenuos al pensar que no se hace también con el sexo o la compañía.
Las chicas que buscan un sugar daddy son plenamente conscientes de que están ofreciéndose a tener una relación íntima (hasta cierto punto) a cambio de algunos beneficios. El amor romántico ha muerto a manos de la ambición o de la supervivencia, según el caso. Las chicas buscan a un hombre maduro, pero no les sirve cualquiera. Debe ser un tipo con mucho dinero, que sepa agasajarlas y que no tenga limitaciones ni trabas familiares. Es decir, no quieren ser la amante de un maestro que gane poco más del mínimo legal al mes. Buscan a millonarios, hombres de negocios que seguramente se hayan divorciado recientemente y estén tratando de encontrar un nuevo amor. O al menos, a una chica con la que poder pasar ratos agradables y divertidos.
Una tendencia al alza
Es habitual que en días como estos se le ponga un nombre más “cool” a algo que se ha hecho desde siempre. Sin embargo, el sugar dating nace realmente en este siglo XXI, al menos de la manera en la que lo estamos desarrollando actualmente. Muchas chicas, a lo largo de la historia, se han casado o han tenido relaciones con hombres maduros no por amor, sino más bien por protección, por estatus o por dinero. Hoy por hoy, esta última opción suele ser la más habitual, y es lo que lleva a muchas jóvenes a buscar a los sugar daddys. De hecho, hay aplicaciones de ligue que ya se basan en este concepto, y están pensadas exclusivamente para este tipo de relaciones. Son muy populares en Estados Unidos y Latinoamérica, aunque en Europa también están empezando a generar cierto impacto.
La tendencia al alza de este tipo de relaciones se explica de muchas formas. Por un lado, hoy por hoy somos más abiertos a la hora de entender una relación consentida entre dos personas. Que haya una gran diferencia de edad ha dejado de ser un “problema”. El hecho de que no exista un amor tan intenso como el de las comedias románticas es, de hecho, casi una bendición para muchos. Estamos matando ese mito de que el amor todo lo puede, y volviendo un poco a las relaciones como se estilaban en siglos anteriores. Puramente pragmáticas, con dos personas que se gustan, se desean y tienen planes juntos, pero no se quieren de forma desesperada. En una relación de sugar dating ambos son conscientes de lo que pueden ofrecer y obtener, y solo deben llegar a un acuerdo para conseguirlo. Ahí es donde está el punto de inflexión, porque a veces esto puede ser muy delicado.
¿Ofrecen sexo y compañía por dinero?
El debate está servido. ¿Son estas relaciones realmente consentidas, o el interés de ambas partes está desequilibrado? Siendo pragmáticos, la relación se da prácticamente como un intercambio, como en cualquier negocio. Hay una persona que ofrece una compensación, de tipo económico o en forma de regalos, a cambio de que otra salga con ella y le haga compañía. Pero, ¿hasta dónde llega esa compañía? El sugar daddy que ofrece dinero, viajes y ropa a su pareja espera algo a cambio. No es, ni mucho menos, una relación altruista, sino más bien todo lo contrario. Es entonces cuando uno se pregunta, ¿no acabará esto siendo como la prostitución?
Las chicas que están con estos sugar daddies saben que ellos esperan relaciones íntimas por su parte. Sexo, en la mayoría de los casos, aunque no sea siempre que ellos quieran. De hecho, si mantienen una relación de pareja es lógico que haya intimidad sexual. ¿Y si no quisieran acostarse con esos hombres, solo acompañarlos? ¿Y si prefiriesen otros compañeros sexuales mientras están haciendo compañía a esos hombres, a los que ven solo como sustentadores? Son muchas las dudas que genera este tipo de relaciones, ya que cada una de ellas es un mundo, pero en muchas ocasiones se apunta precisamente a la prostitución como fin último. Aun así, de forma encubierta, las chicas siguen saliendo con hombres mayores para obtener ciertos beneficios, y son libres de hacerlo siempre que sea por su propia voluntad.