El cine mexicano lleva un tiempo destacando dentro de las nuevas realidades del séptimo arte más allá de Hollywood. Tanto es así que varios directores patrios han conseguido llegar a la meca del cine y ganar los galardones más importantes, como es el caso del trío formado por Iñarritu, Del Toro y Cuarón. Tres “cuates” que empezaron sus carreras en la producción mexicana y llamaron la atención de las grandes productoras haciendo películas en su país. Tres genios que han demostrado que no tienen nada que envidiar a ningún director gringo a la hora de realizar películas de acción, aventura, fantasía, comedia o drama. Una de las características de estos directores es precisamente su versatilidad a la hora de rodar todo tipo de producciones. Se adaptan además a grandes proyectos inmensos, pero también están cómodos en películas independientes y de más bajo presupuesto. Es una demostración del talento que hay en México.
De la nueva hornada de directores surgidos ya a la “sombra” de estos tres grandes podríamos destacar a David Pablos, uno de los cineastas más interesantes de México. El director tiene varios largometrajes en su haber, y aunque ha coqueteado con la industria norteamericana en algunos proyectos, se mantiene fiel a su país a la hora de rodar sus historias. Tras un par de proyectos muy interesantes realizados de forma independiente, su gran momento llegó en 2015 con el drama Las Elegidas. Una película dura y a la vez elegante que mostraba una realidad crudísima pero tan al día como la explotación de mujeres en muchas partes del país. Todo a través de la visión de un par de adolescentes enamorados que intentan salvarse mutuamente, a pesar de estar viajando por el mismísimo infierno. La manera en la que Pablos rodó la película, con ese punto de candidez pero sin restar importancia a una temática tan dura, le hizo llegar a muchos espectadores. De hecho, Las Elegidas participó en la selección oficial de Cannes y de San Sebastián, además de arrasar en los Premios Ariel, los más importantes de México. Una película que a veces es olvidada, pero que conviene revisar de vez en cuando para entender cómo funcionan las cosas en ciertos lugares.
Una producción franco-mexicana
Como muchos otros proyectos, Las Elegidas se levantó gracias a la colaboración entre productoras de México y de fuera del país. En este caso, se contó con la co-producción de una empresa francesa, que permitió también una mayor expansión de largometraje a la hora de llegar a las salas. El equipo era, en su mayoría, mexicano, empezando por el propio director David Pablos, y siguiendo por el reparto protagonista, donde destacan los dos jóvenes que llevan el paso de la película. Nancy Talamantes y Óscar Torres consiguieron, con sus interpretaciones, dotar de una credibilidad brutal a toda la historia que Pablos había creado. Tal es así que la película impactó allá donde se reprodujo, aunque no ganase ningún premio en esos festivales internacionales que hemos nombrado anteriormente.
Dos jóvenes enamorados y un padre abusivo
La historia que cuenta Las Elegidas podría parecernos sencilla en apariencia si nos quedamos con la premisa. Dos jóvenes de 14 y 15 años, Sofía y Ulises, se enamoran en Tijuana, una de las ciudades más grandes de la frontera entre México y los Estados Unidos. Lo que en principio podría parecer una relación normal se torna muy oscura cuando la familia de Ulises se entera del noviazgo. Su padre, que aparentemente es un gran empresario de éxito, se dedica en realidad al tráfico de mujeres para su explotación sexual. A pesar de la negativa de su hijo, el padre no duda en incluirlo en su negocio, y le obliga a utilizar a Sofía como su primera víctima. La chica, confiando en su novio, no se da cuenta de que ha entrado en la boca del lobo hasta que ya es muy tarde.
La película nos muestra entonces la dicotomía de Ulises, que siente algo muy especial por Sofía, pero también está presionado por su familia. Su padre, un hombre sin empatía alguna que utiliza a las chicas como mercancía, se queda prendado de Sofía, sabiendo que la chica le va a dar mucho dinero. A pesar de los intentos de Ulises por protegerla, la chica acaba cayendo en el infierno de la explotación sexual, una realidad muy común en México. La película intenta reflejar ese amor que ambos sienten como tabla de salvación para los dos, pero cómo la relación hace aguas ante todo lo que sucede alrededor. Ulises y Sofía son víctimas, ambos, de sus circunstancias, aunque el chico siempre sienta que pueda hacer algo más por salvar a su amor.
Una fuerte polémica
La película fue grabada en 2014 y apareció en festivales ya en 2015, levantando una gran polémica a su paso. El tema que trataba, la prostitución juvenil, era realmente delicado. Ya lo habíamos visto en otras muchas producciones, sin lugar a dudas, pero Las Elegidas ofrecía una visión diferente, distinta, especial, tal vez más cruda, más real. Puede que Pablos conociera casi de primera mano todo este tema, y desde luego se informó muy bien a la hora de reflejar lo que sufrían las mujeres que eran tratadas como mercancía sexual en México. Logró, sin embargo, imbuir a esta historia de una preciosa conexión amorosa entre los protagonistas, aunque luego el desenlace doliese aun más precisamente por la forma en la que se desarrolla la relación.
El peso de la película recae sobre todo en sus dos jóvenes protagonistas, que están inmensos. Ulises debe pasar por todo tipo de emociones y sopesar qué es lo que realmente busca y quiere en la vida. Sofía se ve engullida por un huracán de sentimientos y de problemas a los que, sorprendentemente, se acostumbra al tiempo. El final, con ambos viviendo juntos como marido y mujer, después de que Ulises logre sacarla del burdel al meter a otra chica en su lugar, es amargo. Sofía ha salido de una situación que odiaba… pero está lejos de ser libre. Más cuando está involucrada en la familia de su novio, que sigue dedicándose a este tipo de actividades que ella misma ha sufrido.
La realidad de la prostitución juvenil
La prostitución juvenil es una realidad demasiado amarga y peligrosa en muchos países de Latinoamérica. De hecho, se calcula que en algunos de ellos, más de la mitad de las chicas que se dedican a la prostitución son menores de edad. Algo que desde luego habla muy feo de los hombres que consumen este tipo de servicios, sin entrar siquiera a valorar si es ético pagar por sexo. México es un país extremadamente azotado por la prostitución infantil, con niñas que comienzan a trabajar como escorts con apenas 13 y 14 años. Muchas veces obligadas por sus familias, para obtener siquiera una renta para poder sobrevivir, estas niñas terminan creciendo con las cicatrices provocadas por este trabajo. Vidas rotas que ya no sanarán jamás, y que Pablos refleja perfectamente en Las Elegidas.